Categoría: Artículos
The structure of a document, intrinsic and extrinsic characteristics [The diverse fields of Diplomatics science]
L'examen du acte, les caractères externes et internes [Les divers domaines de la Diplomatique]
Tras haber publicado hace más de un año los primeros posts, ahora retomamos la serie de artículos sobre los diversos campos que se trabajan en la diplomática con el fin de completarla. En este caso vamos a tratar los caracteres del documentos, es decir, la bisección de las diferentes partes de las que se compone cada pieza documental, básica para un análisis detallado de la producción de una oficina escrituraria, obteniendo suficientes criterios para sostener diferentes cuestiones. Se trata de un tema complejo en el que se tocan aspectos transversales de varias disciplinas y en el que se puede alcanzar gran nivel de detalle, por lo que el siguiente artículo sólo tiene pretensiones de ser una introducción a la cuestión.
Temas a tratar:
- Introducción a la estructura documental.
- Los caracteres extrínsecos: la naturaleza física del documento.
- Los caracteres intrínsecos: el discurso del documento.
- Bibliografía.
La diplomática como cualquier otro campo científico, procura un análisis sistemático de todos los elementos que pueden aportar información directa o indirecta. Al ser un estudio de naturaleza global en donde se observa al documento diplomático en su totalidad, se sigue un método multidisciplinar en el que se trabajan con conceptos de paleografía, codicología, sigilografía, cronología... Además es un método que puede ser trasladado facilmente a otro tipo de documentos, como es el caso de los documentos de gestión y administración.
La primera cuestión a tener en cuenta al analizar cada uno de los rasgos que conforman un documento es que existen dos tipos diferentes de elementos, los caracteres extrínsecos o externos, que son aquellos que dotan al documentos de forma física, y los caracteres intrínsecos o internos, que permiten clasificar las diferentes partes de que se compone el discurso del documento.
Este método permite conocer con mayor precisión la naturaleza jurídica del documento, las particularidades del organismo de emisión, la organización del contenido dentro del documento. Incluso es útil estudiar los caracteres intrínsecos a la hora de transcribir para conocer el contenido en casos de difícil lectura o rotura del documento.
Dentro de los elementos físicos, la primera cuestión a estudiar es la materia escriptoria sustentante o soporte, el material sobre el que se escribe el contenido del documento, que puede ser duro (piedra, metal, marfil...) o blando (papiro, pergamino, papel...).
La evolución de los soportes escriturarios se divide en tres etapas en las que prevalecieron tres materiales diferentes: papiro, pergamino y papel. La primera es la época del papiro que se corresponde con la antigüedad desde su invención por los egipcios hasta la caída del Imperio Romano y la dificultad para comerciarlo, los folios de papiro se solían pegar solapados para después formar rollos, se trata de un material poco perdurable que apenas ha llegado a nuestros días. El pergamino fue el soporte que tuvo su mayor esplendor en los primeros siglos de la Edad Media, desde el estancamiento del comercio mediterraneo por las invasiones árabes hasta la extensión de un invento chino como el papel que introdujeron los propios árabes, se trata de un material costoso pero de una excepcional perdurabilidad, puede aparecer en piezas individuales o en pliegos que cosidos conforman códices. La aparición del papel supuso una revolución en la cuestión de materiales, se podía lograr un resultado similar al pergamino pero a un precio más asequible, primero utilizando trapos y después pasta. En la actualidad nos encontramos en una época de transición entre el formato papel, lo físico, y el formato electrónico.
La preparación del documento también era un detalle azaroso, diferenciamos entre los documentos en soporte individual y librario (los códices diplomáticos), estos podían llevar una organización de la página más o menos compleja (uso del pautado, distribución del texto, caracteres especiales como signos o crismones, iluminación...), utilizarse por ambas caras, es decir, son epistógrafos (en los pergaminos suponía utilizar tanto la cara como la piel, de color diferente). Los individuales podían ser charta tranversa (vertical) o non transversa (horizontal), mientras que los de formato librario podrían formar pliegos de un número variable de bifolios (binión, ternión, quaternión, quinión...) y tener diversos tamaños (folio, quarto...).
El estudio detenido del soporte nos permite obtener información sobre quien está detrás del documento y de la propia importancia del documento y la intencionalidad de quien lo elabora, por ejemplo, el uso del pergamino después de la extensión del papel se hacía por solemnidad y apego a la tradición.
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No menos importante que el soporte, es el material sustentado, es decir, aquel que se fija al soporte generando la escritura. Aunque se utilizaron diversos materiales con tal fin, aquel que mayor importancia tuvo a lo largo de la historia fue la tinta, una mezcla química de un colorante, un disolvente, un aglutinante y un ácido mordiente. Hasta la revolución industrial, la tinta más popular fue la compuesta por sulfato férrico cuya oxidación genera el color ocre-rojizo de la mayor parte de los documentos.
La propia escritura es un elemento externo de los documentos para el que utilizaremos el método paleográfico. En los documentos predominan las escrituras cursivas, la velocidad sobre la solemnidad, pero en ocasiones aparecen escrituras sentadas, cursivas formadas o escrituras cancillerescas, con la función de que se reconozca el documento sin necesidad de leerlo. El estudio de los diferentes elementos paleográficos (ductus, ángulos, modulo, ligaduras, abreviaturas...) puede darnos un elemento crítico para la diplomática que nos haga discernir entre un original y un falso.
Los signos especiales, aquellos signos gráficos que no forman parte de la escritura como los sellos, los signos notariales, los crismones o las rúbricas, son fundamentales en el estudio diplomático, en la mayor parte de los casos son elementos que confieren validez al propio documento cuando no aportan solemnidad que refuerza ese carácter veraz.
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3.- Los caracteres extrínsecos: el discurso del documento.
Los documentos de naturaleza jurídica tienen una estructura interna similar, especialmente en los siglos medievales en donde la documentación emanada por la cancillería pontificia y las cancillerías regias era el modelo de base para los restantes órganos de emisión. En la edad moderna comienza a romperse especialmente en la documentación notarial con la redacción objetiva (en tercera persona), pero aun así mantiene la esencia del modelo tripartito medieval. Ese modelo es una estructura tripartita con un protocolo inicial en el que se señalan quienes son los actores del documento, un cuerpo en el que se desarrolla el contenido del negocio y las cláusulas que aseguran su cumplimiento, y un escatocolo que contiene la data y los elementos de validación.
El protocolo inicial puede abrir con la invocación a la divinidad como garante de la veracidad del documento, un elemento que puede presentar una forma monogramática (símbolo de la cruz o del crismón) o verbal, y que es típico del periodo medieval (a partir del siglo XIII disminuye su aparición y se mantiene como fórmula de estilo).
En la intitulación se presenta al otorgante del documento desde una forma sencilla con el nombre propio hasta la utilización de diversas fórmulas como las de vecindad u oficio, pero también están las de dominio (rey en Castilla, León, Galicia...), legitimación (hijo de, por la gracia de Dios...). de humildad (siervo de Dios) o de exaltación de poder. Además la intitulación puede ser individual, conjunta (dos o más individuos) o colectiva (todos los miembros de un territorio, una ciudad o una institución).
La dirección indica el destinatario del documento, tiene un formato similar a la intitulación y puede ser individual, conjunta, colectiva o universal. En ambos casos, intitulación y dirección, puede ser dada a una persona en representación del otorgante o destinatario, en ese caso se indica el apoderamiento e incluso el contenido de este puede ser insertado entre el cuerpo y el protocolo final.
La salutation es un saludo de cortesía que tiene un origen romano pero que en la Edad Media adquiere incluso un peso espiritual (desear la salvación eterna), volviendo al concepto laico a partir de la Baja Edad Media. Algo similar ocurre con la adprecación, una pequeña fórmula de cierre de origen romano que en la Edad Media adquiere un caracter sacro (amen) y que finalmente se traslada en un saludo final (bene, valete).
En este documento del siglo XI, la donación de Fernando I a San Isidoro de León, podemos ver la ejecución de un crismón en la parte inicial |
En los documentos de alto carácter protocolario, el cuerpo del documento puede iniciarse con un preámbulo, en donde se expresan una serie de argumentaciones de tipo genérico que no están relacionadas con el asunto del documento pero realzan el valor del escrito y pueden tener un gran valor publicitario. También se conoce como arenga en el ámbito germano y exordio en la documentación pontificia.
La notificación es una fórmula sin valor jurídico que sirve para advertir que se van a exponer un determinado negocio, en latín se expresa con el Notum sit..., y en castellano con el Sepan quantos esta carta vieren..., Como bien sabiedes...
El expostivo aparece en aquellos casos en los que es preciso aclarar un precedente que motiva al hecho documentado, es la parte más narrativa y suele expresarse en tiempo pretérito. En ocasiones puede contener insertado literalmente algún documento anterior que tenga relación directa con lo negociado.
El dispositivo en el núcleo del documento ya que es donde se desarrolla todo el contenido del negocio que motiva la redacción del documento, la información variable del negocio se articula a través del verbo dispositivo.
Las cláusulas finales son unas fórmulas que van a aparecer para reforzar todo lo contenido en el dispositivo con la finalidad de que se cumpla su contenido. Existen diversos tipos de cláusulas, las más importantes son: las de sanción por las que se establecen penas espirituales o pecuniarias, la de obligación por las cuales se obliga de responder con sus bienes ante cualquier contratiempo, la derogativa por la que se anula cualquier disposición legal anterior que fuese contradictoria, la renunciativa por la que se renuncia expresamente a acogerse a cualquier salvaguarda legal posible, y la de corroboración, que resalta la perdurabilidad del contenido y en la Baja Edad Media introduce la validación como medio de asegurarla.
El primer elemento del escatocolo solía ser la data que venía introducida por una fórmula típica (Facta Karta, Datum, o Fue dada en...) para darnos información del lugar donde se emitio, la data tópica, y del momento en que se emitio, la data tópica. La data crónica puede expresarse en los diferentes sistemas de computo de tiempo que estudia la cronología.
El otro elemento del escatolo es la validación del documento con diversos elementos, la suscripción personal es el método primigenio y más sencillo, pudiendo rubricar el documentos los propios otorgantes, algunos testigos y el oficial de la cancilleria o notario que se encargo de su redacción; también es habitual encontrarse con la relación de testigos que certifican la veracidad. Pero en la Baja Edad Media, las cancillerías se modernizaron y buscaron un elemento de validación como es el sello, mientras que los notarios utilizarían un dibujo identificativo que se conoce como signo notarial, dos elementos que eran precedidos por diversos formulismos. También existen otros elementos de validación como las cartas partidas en ABC o quirógrafos, propias de una etapa de transición hasta que se adoptaron definitivamente los sellos y signos notariales.
- CÁRCEL ORTÍ, María Milagros (ed.) - COMMISSION INTERNATIONALE DE DIPLOMATIQUE, Vocabulaire International de la Diplomatique (2e édition), Universitat de València, Valencia, 1997.
- GUYOTJEANNIN, Olivier, PYCKE, Jacques, y TOCK, Benoît-Michel, "L'exame de l'acte", en Diplomatique Médiévale (3e édition), Brepols, Turnhout, 2006, pp. 63-102.
- LORENZO, P. L., "Caracteres extrínsecos e intrínsecos del documento", en RIESCO TERRERO, Ángel (ed.), Introducción a la Paleografía y Diplomática general, Síntesis, Madrid, 1999, pp. 257-283.