El presente libro recoge las aportaciones de diferentes especialistas en el campo de la Paleografía, la Diplomática y la Archivística en las II Jornadas del notariado en Andalucía cuyo tema fue el mismo que el titulo de esta obra: Institución, práctica notarial y archivos. Siglo XVI. Estas jornadas celebradas el año pasado en Granada son la continuación de otras celebradas en Sevilla en 1994, las
I Jornadas del notariado en Andalucía: el Notariado andaluz ebn el tránsito de la Edad Media a la Edad Moderna, cuyo éxito derivo en la formación del Grupo de Investigación de Excelencia subvencionado por la Junta de Andalucía:
Notarios y Documentación Notarial en Andalucía (P07-HUM-02554) que bajo la dirección de la doctora Pilar Ostos Salcedo, agrupa los especialistas de las universidades de Sevilla, Cádiz, Granada y Málaga; los cuales son responsables de gran parte de los capítulos de esta obra.
Del notariado, como casi todos los temas de la diplomática, tenemos mayor cantidad de conocimientos y estudios realizados para cronologías tempranas. Por ello, hasta fechas recientes no han empezado a aparecer un buen número de obras que traten sobre el notariado en la Edad Moderna, en este sentido, la temática del congreso ha querido poner su granito de arena, ya que sus autores, la mayor parte con obras destacadas sobre el notariado medieval, se han adentrado en cronologías más recientes.
El libro comienza con la intervención de Luis Díaz de la Guardia López que como buen historiador del derecho fue la persona indicada para mostrar el marco jurídico castellano que regía la actividad de los notarios, de este modo mostraba lo que era un escribano ideal dentro del imaginario regalista, a sabiendas de que en la práctica no eran respetadas, por ello es necesario estudiar individualizadamente los diferentes casos como lo van a hacer en los siguientes capítulos para el caso andaluz.
El caso mejor estudiado en la obra es el de Málaga ya que cuenta con dos artículos, el primero de Pedro José Arroyal Espigares y María Teresa Martín Palma en donde abarcan la primera parte del siglo XVI cuando la concesión del Fuero Nuevo supone un momento de autonomía concejil en el que se le concede la jurisdicción de la axarquía, por ello no es sólo capaz de nombrar sus propios notarios sino que también impone los de las poblaciones vecinas; mientras que el segundo de Eva María Mendoza García nos ofrece el panorama a partir de finales del siglo XVI cuando la llegada masiva de escribanos sin número provoca conflictos de competencias.
Juan María de la Obra Sierra y María José Osorio Pérez estudian un caso singular, el de los escribanos de las Alpujarras a mediados del siglo XVI, un territorio aislado en el interior de Granada donde habitaban mayoritariamente moriscos con su propia legislación y organización territorial, pero sometidos al cabildo granadino que nombraba a los notarios, los cuales entraron en conflicto con los escribanos reales en un momento bastante difícil que antecede a lo que será la sublevación morisca de 1568.
María Luisa Garcia Valverde estudia el funcionamiento de los notarios en el entorno de la Catedral de Granada a través de los continuos conflictos de competencias entre los notarios apostólicos y los escribanos seglares que actúan con competencias eclesiásticas. También hace un análisis de las implicaciones de Trento en la legislación de los notarios apostólicos y hace un registro de los aparecidos en Granada con las imágenes de sus signos notariales.
Otro tipo particular de notarios son los de nombramiento señorial, los cuales van a ser estudiados por la especialista en diplomática señorial, María Luisa Pardo Rodríguez, a través del ejemplo de Lorenzo de Niebla, un escribano ligado a la casa de Alba con una amplía trayectoria en diversos municipios de su Estado Señorial: Villalba, La Palma, Zahara... durante la segunda mitad del siglo XVI, una experiencia que le sirvió para elaborar una obra en la que teorizaba sobre su profesión: La Summa de Estilo.
Reyes Rojas García analiza un producto de conservación excepcional como es el manual de Pedro de Castellanos, una especie de libro de notas que el notario tuvo que elaborar para responder a una gran demanda en un momento puntual (entre enero y febrero de 1550 registró unos 90 contratos), una práctica que a pesar de no respetar la legalidad podría ser más habitual de lo que los escasos restos nos indican.
Otro aspecto particular de los notarios a comienzos de la Edad Moderna era su escritura profesionalizada, por ello la paleógrafa María Carmen del Camino Martínez se dispone a dilucidar hasta que punto se dejaron influir por las novedades de la escritura humanística, especialmente en el caso de los notarios del ámbito eclesiástico que veían su introducción en la cancillería pontificia; como eran capaces de realizar productos más solemnes para sus mejores clientes; y el funcionamiento de los oficios notariales con la división de tareas entre los notarios y los aprendices.
Pilar Ostos Salcedo analiza los conflictos que se producen entre los escribanos concejiles y los del número en la tierra de Sevilla a través del pleito que se produjo entre 1585 y 1615 entre el escribano concejil de Constatina, localidad de la Sierra Norte de Sevilla, y los escribanos públicos de la misma sobre quien debería escriturar los documentos relacionados con la tutela de menores de edad, la resolución de la Real Audiencia fue que pasaran por los escribanos concejiles si detentasen el titulo de escribanos públicos.
La imagen contraria al notario ideal es la que nos ofrece María Amparo Moreno Trujillo que estudia aquellos casos en que los escribanos públicos se alejan de la ortodoxia legal ejemplificados en la acusación a Salvador de la Serna, un notario que en 1565 es condenado a un año de destierro, dos de inhabilitación en el oficio, la devolución de pagos abusivos y una pequeña sanción pecuniaria; pero al que no se le logran imputar todos los cargos entre los que se encuentran algunos relacionados con la mala praxis en el oficio, la falsedad documental y el enriquecimiento ilícito a través de su oficio.
Finalmente, las archiveras Esther Cruces Blanco y Amalia García Pedraza nos ofrecen una panorámica de los archivos que contienen documentación notarial, y que custodian, la sección de protocolos notariales del Archivo Histórico Provincial de Málaga y el Archivo Histórico de Protocolos de Granada, sucesivamente.
Quisiera destacar que el libro fue presentado en el contexto de la celebración de las III Jornadas sobre el notariado andaluz, las cuales estuvieron dedicadas a los escribanos públicos en el ámbito de la justicia, una temática muy poco estudiada, por lo que la presumible publicación de un nuevo libro sería una buena noticia para todos los especialistas.