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What is Chronology? The science that studies the different dating systems [Introduction to the disciplines that compose the auxiliary sciences of history]
Qu’est-ce que la Chronologie? - La science qui étudie les différents systèmes de datation [Introduction aux disciplines qui composent les sciences auxiliaires de l'histoire]
Hace unos meses en el Blog Conscriptio comenzamos una serie de artículos que pretendían dar un conocimiento introductorio sobre las diferentes disciplinas de las Ciencias y Técnicas Historiográficas, si bien ya estaban realizados los correspondientes a la paleografía, la diplomática y la sigilografía; habiamos dejado olvidado otros igual de importantes como la cronología, la codicología, la epigrafía o la numismática. Ahora es el turno de la cronología, una ciencia imprescidible para poder situar los hechos mencionados en el documento dentro de unas coordenadas temporales.
Temas a tratar:
- Definición de cronología.
- El calendario romano.
- El calendario cristiano.
- Otros calendarios.
- Bibliografía.
Cronología es una palabra derivada del griego que significa "estudio del tiempo" y que el diccionario de la Real Academia Española precisa como "ciencia que tiene por objeto determinar el orden y fechas de los sucesos históricos".
La razón principal de la necesidad de tal disciplina es la enorme variedad de modos de calcular el tiempo que se desarrollaron en las diferentes sociedades a lo largo de la historia, algo con mayor lógica cuando es imposible la existencia de un calendario perfecto que atienda a los diferentes ciclos del sol y de la luna. Por ello es evidente la necesidad de homologarlos al estándar internacional para poder ubicarlos en un eje temporal.
Sin embargo, el conocimiento preciso de los calendarios tiene sus límites ya que en muchas ocasiones veremos que el documento carece de datación, en este caso se podría datar en base a su contenido a través de indicios históricos, filológicos o diplomáticos, o mediante su forma con comparaciones paleográficas y codicológicas.
En el recorrido que vamos a realizar sobre los diferentes sistemas de datación nos vamos a centrar en los dos que mayor influencia tuvieron en el occidente europeo, el calendario romano y el cristiano. Pero también dedicaremos un hueco a otros calendarios con vigencia actual o histórica.
Como en muchas otras cuestiones nuestra sociedad tiene una gran deuda con el legado clásico, y el calendario romano es el origen de nuestro calendario actual, el gregoriano. Es un calendario que pasó de un sistema lunar a un sistema solar de 365 días y que por orden de Julio César se introdujo la corrección de un día bisiesto cada cuatro años (un día añadido entre el 23 y el 24 de febrero para poder ajustarse al sistema de las kalendas). La versión definitiva del calendario romano se conoce como calendario juliano en honor al citado político romano, al que además se le reservó el nombre del quinto mes (Julio), y más tarde a su hijo político, Augusto, el sexto (Agosto), al que le añadieron un día más en detrimento de Febrero para tener el mismo tamaño que el mes de su antecesor; si bien Tiberio rechazo seguir con la costumbre en previsión de que el número de meses era limitado en un futuro, más tarde otros emperadores trataron de establecer su propio mes en el calendario pero no tuvieron el mismo éxito, es el caso de Caligula que quiso poner germanicus al séptimo mes (Septiembre), Nerón que quiso reservarse con el nombre de neroneo el mes de Abril, y dejar los meses de Mayo y Junio para sus antecesores, el primero con el nombre de Claudius y el segundo con el nombre de Germanicus; y finalmente el último intento de Domiciano de volver a reservar el séptimo mes (Septiembre) para Germanicus y dotarse del octavo mes (Octubre) para sí mismo con el nombre de Domitianus.
Los romanos consideraban tradicionalmente a Marzo como el primer mes del año pero finalmente se adoptó que los años comenzaban con el primer mes añadido al calendario lunar, en las Kalendas de enero, es decir, nuestro primero de enero, para así coincidir con la fecha del cambio anual de los cónsules. Esta fecha de comienzo de año llegó a triunfar frente a otras fechas de tradición cristiana como la natividad o la pascua, e incluso se llegó a adoptar como la fecha de la circuncisión de Cristo (estilo de la circuncisión). Actualmente es la vigente en el calendario occidental e incluso fue adoptada en países donde conviven con otro calendario como es el caso de China.
Los días del mes se contabilizan de manera particular ya que no tenían nuestro sistema de días andados, sino un complejo sistema de días por andar en referencia a ciertas fechas del mes que era variable dependiendo de los días que tenía el mes. Esta fechas eran las Kalendas (nuestro inicio de mes), las Nonas (5 o 7 de nuestros meses) y los Idus (13 o 15 de nuestros meses), y los días anteriores se contaban como días que faltan para dicha fecha. Por ello se da la paradoja de que los últimos días de nuestros actuales meses se nombren como días del mes siguiente, por ejemplo el 29 de enero es ante diem IV kalendas februarias.
Otra cuestión es la de las semanas, las cuales no se introdujeron en el calendario romano hasta el gobierno de Constantino el Grande. Si bien las semanas de siete días eran un concepto más propio de un calendario lunar al ajustarse a las fases lunares, en este caso, parece que tuvo peso la liturgia de las religiones orientales que estaba adaptaba a esos ciclos de siete días. El propio Constantino declara como día sagrada el domingo coincidiendo con los seguidores del cristianismo y del mitraismo.
Fasti Antiates Maiores, calendario romano con festividades anterior a la reforma de Julio César que incluye el mes intercalar |
La fecha de referencia para el inicio del calendario romano era la que se tenía por la data de la fundación de la ciudad de Roma, situada en el año 753 a.C., y que se conocía como "Ad Urbe Condita". Sin embargo, también se utilizaron otras fechas de referencia como la fecha de expulsión de los reyes etruscos, pero la más importante para los diplomatistas españoles es la Era Hispánica, una fecha de referencia que hacía referencia al final de la conquista de la península Ibérica en el año 38 a.C. (algo que no es del todo cierto ya que en el norte se mantuvo la resistencia unos años más, pero era la fecha oficial de la conquista), y que se utilizó como oficial desde el siglo III hasta los últimos siglos de la Edad Media (en Cataluña se dejo de utilizar en el siglo XI, en el resto de la Corona de Aragón en el siglo XIII, en el Reino de Castilla en el siglo XIV, y en los reinos de Portugal y Navarra en el siglo XV). Algo que puede despistar en el momento de datar los documentos pero que es fácilmente advertible ya que siempre se atencede con la expresión "era" que se contrapone a la expresión "año del nacimiento de nuestro señor Ihesu Christo".
Finalmente como curiosidad se facilita un enlace a una sencilla aplicación de conversión entre el calendario actual y el romano.
3.- El calendario cristiano.
En la época medieval se sigue utilizando el calendario juliano, aunque lentamente se van introduciendo diferentes cambios.
Evidentemente la fecha de referencia tenderá a ser el nacimiento de Jesucristo, la cual fue calculada en el siglo VI d.C. por Dionisio el Exiguo en el 25 de diciembre del 753 Ad Urbe Condita, pero cuya difusión en el occidente Europeo fue bastante desigual ya que observamos como en las Islas Británicas ya fue utilizado desde su invención y popularizado por Beda el Venerable, mientras que en Francia, Alemania y el Pontificado, su llegada fue más tardía aunque se acabo imponiendo en el siglo XI, algo que no sucedió en la península Ibérica hasta época bajomedieval.
Otra cuestión era la del inicio del año, evidentemente el primero de enero no tenía significación en las creencias cristianas, siendo más representativo el día del nacimiento de Jesucristo sobre el cual se basaba también el cálculo de los años, por ello fue bastante popular el estilo de la natividad en el periodo medieval. Sin embargo, existieron otras formas de iniciar el año más complicadas para la tarea del investigador, una de ellas era el estilo de la pascua en el que el inicio del año coincidía con una fiesta que cambiaba de día del año por lo que era variable tanto la fecha como los días que tenía cada año, además era posible que se repitiera dos veces el mismo día de un año. Otra es el estilo de la encarnación, que si bien el inicio del año se establece el 25 de marzo, en Pisa se interpretaba como anticipado nueve meses al estilo de la Navidad mientras que en Florencia se intepretaba como postergado tres meses al mismo estilo de la Navidad.
También hubo cambio a la hora de contabilizar los días dentro de un mes, el sistema de las kalendas fue sustituido progresivamente por el estilo directo, conocido desde época bajomedieval en los diplomas merovingios no se instauró definitivamente hasta el periodo bajomedieval. En el siglo XIII apareció en Bolonia el Mos Bononiensis en el que la primera parte del mes se contaba como días andados y la segunda parte como días por andar. Además la religión cristiana atribuía los diferentes días del año a sus festividades o a sus santos, por lo que era frecuente que se usará el nombre de esa festividad a la hora de datar los eventos, por ejemplo se utilizaba la expresión "día de Navidad" para hacer referencia al 25 de diciembre, o "San Juan" para mencionar el 21 de junio. Por tanto, se debe de conocer el santoral cristiano para poder datar muchos documentos históricos.
Nuestro calendario actual parte de la reforma del calendario juliano acometida por el pontífice Gregorio XIII a finales del siglo XVI, por ello se le conoce como calendario gregoriano. Este papa trato de compensar el desfase entre el calendario juliano y la rotación real de la tierra que se había generado durante los siglos anteriores, añadiendo diez días a la fecha del calendario juliano. Actualmente el calendario gregoriano es de uso internacional, sin embargo, se implanto de forma desigual, la cuestión es que si bien los países católicos lo adoptaron de forma automática, en los países protestantes no se adoptó hasta los siglos XVII y XVIII, mientras que los países ortodoxos mantuvieron el calendario juliano hasta comienzos del siglo XX, siendo muy celebre el desfase en la fecha de la Revolución Bolchevique, que si bien es conocida como Revolución de Octubre por el uso del calendario juliano en territorio ruso, realmente tuvo lugar en noviembre.
Si bien podemos decir que las diferentes versiones de calendarios julianos y gregorianos que se utilizaron en el Occidente Cristiano pueden llevar a la confusión a la hora de establecer una datación precisa, es un problema que se puede solucionar con diferentes fórmulas que ahora son más accesibles mediante las nuevas tecnologías, es el caso de la aplicación Millesimo que ha sido desarrollada por Denis Muzerelle, que nos permite hacer conversiones entre los diferentes calendarios usados en la Edad Media Europea.
4.- Otros calendarios.
Cada gran civilización ha tenido su propio calendario y a pesar de la actual estandarización de la era cristiana, todavía sobreviven algunos de ellos, es el caso de los calendarios musulmán, hebreo, persa, hindú y chino.
Evidentemente la fecha de referencia tenderá a ser el nacimiento de Jesucristo, la cual fue calculada en el siglo VI d.C. por Dionisio el Exiguo en el 25 de diciembre del 753 Ad Urbe Condita, pero cuya difusión en el occidente Europeo fue bastante desigual ya que observamos como en las Islas Británicas ya fue utilizado desde su invención y popularizado por Beda el Venerable, mientras que en Francia, Alemania y el Pontificado, su llegada fue más tardía aunque se acabo imponiendo en el siglo XI, algo que no sucedió en la península Ibérica hasta época bajomedieval.
Otra cuestión era la del inicio del año, evidentemente el primero de enero no tenía significación en las creencias cristianas, siendo más representativo el día del nacimiento de Jesucristo sobre el cual se basaba también el cálculo de los años, por ello fue bastante popular el estilo de la natividad en el periodo medieval. Sin embargo, existieron otras formas de iniciar el año más complicadas para la tarea del investigador, una de ellas era el estilo de la pascua en el que el inicio del año coincidía con una fiesta que cambiaba de día del año por lo que era variable tanto la fecha como los días que tenía cada año, además era posible que se repitiera dos veces el mismo día de un año. Otra es el estilo de la encarnación, que si bien el inicio del año se establece el 25 de marzo, en Pisa se interpretaba como anticipado nueve meses al estilo de la Navidad mientras que en Florencia se intepretaba como postergado tres meses al mismo estilo de la Navidad.
También hubo cambio a la hora de contabilizar los días dentro de un mes, el sistema de las kalendas fue sustituido progresivamente por el estilo directo, conocido desde época bajomedieval en los diplomas merovingios no se instauró definitivamente hasta el periodo bajomedieval. En el siglo XIII apareció en Bolonia el Mos Bononiensis en el que la primera parte del mes se contaba como días andados y la segunda parte como días por andar. Además la religión cristiana atribuía los diferentes días del año a sus festividades o a sus santos, por lo que era frecuente que se usará el nombre de esa festividad a la hora de datar los eventos, por ejemplo se utilizaba la expresión "día de Navidad" para hacer referencia al 25 de diciembre, o "San Juan" para mencionar el 21 de junio. Por tanto, se debe de conocer el santoral cristiano para poder datar muchos documentos históricos.
Retrato del papa Gregorio XIII (1572-1585) |
Si bien podemos decir que las diferentes versiones de calendarios julianos y gregorianos que se utilizaron en el Occidente Cristiano pueden llevar a la confusión a la hora de establecer una datación precisa, es un problema que se puede solucionar con diferentes fórmulas que ahora son más accesibles mediante las nuevas tecnologías, es el caso de la aplicación Millesimo que ha sido desarrollada por Denis Muzerelle, que nos permite hacer conversiones entre los diferentes calendarios usados en la Edad Media Europea.
4.- Otros calendarios.
Cada gran civilización ha tenido su propio calendario y a pesar de la actual estandarización de la era cristiana, todavía sobreviven algunos de ellos, es el caso de los calendarios musulmán, hebreo, persa, hindú y chino.
La fecha de referencia para la era musulmana es la de la Hégira, la huida de Mahoma a Medina, que tuvo lugar el 16 de julio del 622 d.C., además se trata de un calendario que sigue el ciclo lunar con un total de doce meses por lo que tiene un total de 354/355 días (su ciclo es de 30 años en los que se intercalan 19 años de 354 días y 11 años de 355), por lo que sus años no se corresponden con los de la era cristiana (33 años musulmanes equivalen a 32 años gregorianos) y los meses no coinciden con los del calendario cristiano ni se celebran en la misma época del año (por ello observamos que el mes sagrado del ramadán se va celebrando en diferentes estaciones), además los meses varían entre los 29 y 30 días dependiendo del ciclo lunar observable, por lo que las diferentes fórmulas existentes para trasladar una fecha de la era musulmana a la cristiana tienen un cierto margen de error.
En el caso del calendario hebreo la fecha de referencia para su inicio coincide con la fecha del inicio del mundo, es decir el comienzo del Génesis, que para la tradición judia se situa en el año domingo 7 de octubre del año 3761 a. C. por lo que en el año actual nos encontramos en 5772 de la era hebrea (un calculo sencillo es el de sumar la cifra de 3760 a nuestra era ya que el año 0 no existió). Su calendario sigue un complejo sistema lunilosolar en el que se trata de respetar la rotación terrestre y los ciclos lunares, al igual que en el calendario musulmán existen 12 meses lunares y ciclos de diferente duración de los años, los normales de 353 a 355 días y uno bisiesto de 380 días para compensar la desviación, en el que se incluye otro mes lunar, por lo que los meses judíos se situarán entre dos meses cristianos. La complejidad del calendario hace que calcular la translación de la era hebrea a la cristiana dependa de dificultosas fórmulas.
Un sistema similar al hebreo lo encontramos en el calendario chino o el hindú, también lunilosolares con años variables y un año bisiesto de 13 meses para compensar el desfase entre los meses lunares y el movimiento terrestre. Mientras que el calendario persa, todavía oficial en Irán y en Afganistán, utiliza un sistema solar que tiene mayor precisión que el calendario gregoriano, con años normales de 365 días y años bisiestos de 366 días, pero que se intercalan en un ciclo de 33 años en el cual los años bisiestos son cada cuatro a excepción de una separación de cinco años que se produce dentro del ciclo, de este modo reajustan el desfase existente en el gregoriano.
Otros calendarios sucumbieron junto a sus civilizaciones, pero son de nuestra incumbencia para poder datar sus sucesos históricos como vimos con el caso del calendario romano. El más complejo y mediático es el calendario maya, pero existieron otros que siguieron tanto esquemas solares como es el caso del calendario helénico (olimpiadas), el inca, el azteca o el egipcio, o lunilosolares como el ático o el celta.
En ciertas ocasiones es la política quien determina el calendario, desde las dataciones que tienen en cuenta los años de los reinados, frecuentes en la Europa Medieval y todavía utilizadas en Japón; hasta cambios complejos como el Calendario Repúblicano de la Revolución Francesa (meses de 30 días divididos en semanas de 10 días que se ajustan a los cambios de estación comenzando como los ciclos del zodiaco) o el Calendario Revolucionario Soviético (meses de 30 días en semanas de 5 días con diferentes días de descanso para no parar la industria, y 5 días sueltos de conmemoraciones que no pertenecían a ningún mes en concreto).
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