Categoría: Artículos
Finding documental treasures in unexpected places: the account of income and expenses to obtain the Holy Indulgence for the Church of Oviedo (1438) [Catedral chapter Diplomatics]
Trouver trésors documentaires dans des endroits inattendus: la carte de compte des revenus et dépenses pour l'obtention de la Sainte Indulgence par l'Église d'Oviedo (1438) [Diplomatique du chapitre cathédrale]
Alejándonos de las tradicionales series de artículos del blog Conscriptio. En esta ocasión he decidido acercar a los lectores una de mis estudios preferidos, un trabajo que a diferencia de la mayor parte, llegó a mi de manera fortuita mientras estaba buscando otras cuestiones, un documento hasta la fecha desconocido en donde se detallaba un presupuesto de la obtención de una bula papal para la celebración de un jubileo en Oviedo. Pero en el siguiente post no solamente me limitaré a realizar un resumen del artículo ya publicado sino que lo acompañaré de una reflexión sobre la existencia de tesoros en los lugares más inesperados de los archivos a través de la experiencia personal.
Temas a tratar:
- Hallando tesoros documentales en lugares inexperados.
- La obtención de la Santa Indulgencia para la Iglesia de Oviedo (1438)
- Bibliografía.
1.- Hallando tesoros documentales en lugares inexperados.
Es bastante habitual la tendencia a pensar que dentro de los archivos todo está descubierto, pero es una creencia enorme ya que existe un gran porcentaje de documentación que apenas ha sido tocada, tanto en los archivos de gran tamaño donde es imposible abarcar su monto documental como en los pequeños archivos en los que el número de investigadores es insuficiente para cribar toda la documentación.
En los archivos los fondos que tradicionalmente han sido menos tratados son aquellos de caracter misceláneo como los legajos o algunas carpetas. Por su naturaleza son dificiles de clasificar y describir por quienes elaboran los inventarios de los archivos, por lo que se limitan a datar las fechas límite y cuando es posible, darles un nombre identificativo en base a un contenido común de los documentos que integran la miscelánea.
Raro es el caso que un investigador se centre en unas unidades que a priori sólo ofrecen pequeños resultados a cambio de un gran esfuerzo de criba. Únicamente si la descripción archivística coincide con un lugar geográfico o un tema que es objeto de investigación, alguien exhumará esos legajos y carpetas olvidadas pero para un fin concreto, sin hacer una criba completa. Una batida total de la documentación de estas unidades archivísticas es excepcional, generalmente fruto de un vaciado completo de la documentación de determinadas cronologías.
Eso precisamente es lo que ha sucedido en mi propia tesis doctoral cuyo objeto era la documentación generada por la escribanía capitular de Oviedo a mediados de la decimoquinta centuria, la búsqueda de abarcar la totalidad de la documentación me llevo a trabajar numerosos legajos de la sección clero del Archivo Histórico Nacional, allí encontre cosas curiosas como minutas notariales, inventarios..., pero fue en una carpeta del Archivo Capitular de Oviedo donde aguardaba un interesantisimo documento que nadie había sabido explotar hasta entonces y que aportaba una jugosa información sobre uno de los hechos más relevantes para la Iglesia de Oviedo en el siglo XV: la obtención de la bula de la Santa Indulgencia. Un fenómeno el de las peregrinaciones a la sede ovetense que ya fue estudiado por los medievalistas asturianos, que ya conocían la existencia de una bula cuya copia se conserva en el mismo archivo, y los beneficiosos efectos de la celebración de la Perdonanza concedida por la mencionada bula.
El documento es una de esas casualidades de la historia, generalmente la contabilidad de esas grandes empresas apenas se conserva, en la mayor parte de los casos al encontrarse registrada en alguno de los libros de la institución, pero en este caso se conserva a través de un documento notarial por el que el cabildo se comprometía a pagar al encargado de la obtención de la bula, lo que puso de su cuenta al sobrepasarse lo prespuestado, pero para ello hacen un recuento minucioso del propio presupuesto, lo que nos aporta datos sobre su financiación, los préstamos, las rutas y los costes de los continuos viajes a la corte real y papal, los pasos de la negociación, los cambios de moneda, el recurso a la letra de cambio…
La catedral de Oviedo |
Corría el año 1438, y tras un difícil periodo de crisis, el cabildo catedralicio ovetense recuperaba lentamente su poder económico al volver a poner en funcionamiento tanto su patrimonio rural como los inmuebles que tenía en la capital asturiana, de tal manera que incluso se dio el impulso definitivo a la construcción de la catedral gótica. Podemos señalar que era una situación propicia para embarcarse en una gran inversión de la que se esperaba sacar mayores réditos. Por ello el cabildo decidió que era el momento de potenciar la afluencia de peregrinos que visitaban la ciudad para visitar las reliquias de la arca santa, y se propuso conseguir del papado una bula por la que se premiara a los romeros con el perdón plenario de sus pecados siempre que acudieran a San Salvador y dejaran una limosna a la catedral, en aquellos años en los que el 14 de septiembre coincidiera de viernes, la fiesta de la Santa Cruz.
Cabe destacar que en la época en que nos encontramos, la compraventa de beneficios espirituales era un fenómeno corriente y era una de las bases de financiación de la jerarquía de la Iglesia Católica, algo que despertaba recelos entre los creyentes más puristas y un siglo más tarde se convertirá en uno de los principales argumentos de los protestantes. Si bien es frecuente encontrar en los archivos aquellos documentos por los que se otorga una bula o indulgencia, de hecho, la propia bula de la Santa Indulgencia a la que nos referimos se encuentra en el Archivo Capitular de Oviedo, es más raro encontrarnos con la documentación en la que se justifica todo el proceso de obtención. Por lo que el hallazgo fortuito en el mismo archivo de una especie de presupuesto en el que se justifican la procedencia de los ingresos y los gastos realizados en dicha empresa, nos permite conocer la intrahistoria de uno de los hitos en el desarrollo del cabildo ovetense y de la peregrinación a San Salvador.
Para darnos cuenta de la magnitud de la inversión final del cabildo, unos 358.988 maravedís, podemos señalar que con esta cantidad se podría comprar todo el patrimonio urbano del cabildo en la capital ovetense, el cual se cifraba en un total de 200 casas. Sin embargo, en el momento inicial de la empresa no se sabía a cuanto ascendería la compra de la bula, por lo que a comienzos de 1438 se procedió a obtener un capital inicial lo suficientemente grande para abarcar las primeras operaciones y una parte de la indulgencia, unos 185.297 maravedís que procedían en su mayor parte directamente del superávit obtenido en las rentas de la mitra y del cabildo. En este último caso destinadas en un principio a la fábrica del recinto catedralicio, pero que al no poder ser absorbidas directamente por la obra, era más productivo invertirlas en el proyecto. También cabe destacar que se vendió una parte no relevante del tesoro capitular, en la que se incluye una base de oro que se había añadido a la Cruz de la Victoria.
Con esta aportación dineraria, Diego Alfonso de Granda, el canónigo al que se le encomendó la dirección de la empresa, pudo enviar los primeros emisarios tanto a la corte regia como a la papal, para negociar la compra de la bula. En primer lugar se trato de buscar el beneplácito del monarca castellano, Juan II, el cual debía otorgar su permiso para poder exportar moneda de oro, algo taxativamente prohibido en la legislación castellana, pero necesario para llevarla al papado. Después se sufragaron dos viajes de emisarios a la corte papal de Eugenio IV, que en este momento se encontraba en la ciudad italiana de Ferrara al ser en esos momentos la sede del largo concilio de Basilea, el primero de ellos para saber si la cabeza de la Iglesia Católica estaba de acuerdo en ofrecer la indulgencia, y el segundo para tantear el coste final de la concesión, en lo que parece que fue una dura negociación, ya que la estancia del emisario fue prolongada y costosa.
Tras la negociaciones, Diego Alfonso de Granda, emprendió una larga travesía cargado de dinero hasta la corte papal, cuya primer destino era Barcelona, la más cercana de las principales ciudades portuarias del Mediterráneo, pero para ello debía de atravesar la frontera con el Reino de Aragón, lo que no resultaba fácil a pesar de contar con el favor real para sacar oro, por ello tuvo que contratar una letra de cambio en Logroño que posteriormente sería cobrada en Zaragoza. Una vez en Barcelona, no sólo se contrataron los servicios de los banqueros para pasar el dinero por vía marítima hasta Roma, sino que también se pidió a Francisco de Tuzino un enorme préstamo de 138.700 maravedís cuyo aval sería el propio documento de la bula.
En la capital del papado se cambió toda la moneda a ducados papales ya que los florines aragoneses y las doblas de la banda castellanas carecían del prestigio internacional del ducado, la moneda del imperio comercial veneciano. Una vez en Ferrara, Diego Alfonso pudo finalmente obtener la expedición de la bula el 10 de noviembre de 1438, sin embargo, unos días más tarde se vio obligado a pedir un nuevo préstamo de 35.000 maravedís a la prestigiosa banca de la familia florentina de los Medicis, que como banca oficial del papado, estaban situados en la ciudad del concilio, conscientes de las oportunidades de negocio que ofrecía el evento. En la vuelta se tuvo que dejar el preciado documento en Barcelona como prenda del enorme préstamo contraído con Francisco de Tuzino, por lo que el viaje de 149 días no fue suficiente y la misión debía continuar hasta poder satisfacer la deuda pendiente y rescatar la bula.
Esto supuso una obligada segunda captación de capital durante el invierno de 1439 que ascendió a unos 173.263 maravedís, a través del recurso a diversos préstamos ofrecidos tanto a título personal por los miembros de la institución capitular y capellanes de las distintas iglesias ovetenses, como por numerosos particulares que también se ofrecieron a poner su capital en manos del cabildo. En estos casos no solamente era una cuestión de prestigio o espiritualidad el poder avalar una empresa para la principal institución religiosa de la región, sino que también se buscaba el beneficio económico, algunos estaban deseosos de obtener a cambio de obtener el arrendamiento de posesiones capitulares, mientras que otros lo hacían a sabiendas de los potenciales beneficios que podrían obtener de los jubileos, especialmente los plateros, que esperaban vender objetos de plata y azabache a los futuros romeros.
Para finalizar la misión, se envía a un emisario a la corte papal en junio de 1439 para comprar la deuda a los Medici, se va hasta la corte regia para cobrar los 70.000 maravedís de uno de los préstamos concedidos que debían ser pagados por un contador real, y finalmente Diego Alfonso emprende un viaje de 55 días a Barcelona con el dinero necesario para rescatar la bula. En esta ocasión para atravesar la frontera con el Reino de Aragón se contrató los servicios de un escudero que hará de escolta entre Logroño y Tarazona. Una vez en Barcelona se pudo recuperar el documento a pesar de tener que asumir la pérdida de 2.000 maravedís ya que la moneda de oro no daba el peso necesario, pero lo más probable es que gracias a ello, disponemos del mencionado documento con el presupuesto, ya que Diego Alfonso tuvo que finalmente poner 458 maravedís de su dinero y para recuperarlos se vio obligado a exigir la confección de la detallada carta de cuenta.
La perdonanza promulgada por la bula de la Santa Indulgencia fue un evento de enorme magnitud que atrajo a unos 25.000 peregrinos de diversa procedencia: Castilla, Portugal, Aragón, o Francia, que aportaban limosnas para la obra de la catedral y que beneficiaban a la economía ovetense, especialmente a los orfebres que vendían abalorios y a las posadas donde se ofrecía comida y vino, produciéndose enormes alzas en el precio de estos productos. Sabemos que debido a que las ganancias se extendieron a toda la urbe, e incluso existió colaboración con el concejo en materia de seguridad y abastecimiento para poder celebrarlo.
3.- Bibliografía. Cabe destacar que en la época en que nos encontramos, la compraventa de beneficios espirituales era un fenómeno corriente y era una de las bases de financiación de la jerarquía de la Iglesia Católica, algo que despertaba recelos entre los creyentes más puristas y un siglo más tarde se convertirá en uno de los principales argumentos de los protestantes. Si bien es frecuente encontrar en los archivos aquellos documentos por los que se otorga una bula o indulgencia, de hecho, la propia bula de la Santa Indulgencia a la que nos referimos se encuentra en el Archivo Capitular de Oviedo, es más raro encontrarnos con la documentación en la que se justifica todo el proceso de obtención. Por lo que el hallazgo fortuito en el mismo archivo de una especie de presupuesto en el que se justifican la procedencia de los ingresos y los gastos realizados en dicha empresa, nos permite conocer la intrahistoria de uno de los hitos en el desarrollo del cabildo ovetense y de la peregrinación a San Salvador.
Para darnos cuenta de la magnitud de la inversión final del cabildo, unos 358.988 maravedís, podemos señalar que con esta cantidad se podría comprar todo el patrimonio urbano del cabildo en la capital ovetense, el cual se cifraba en un total de 200 casas. Sin embargo, en el momento inicial de la empresa no se sabía a cuanto ascendería la compra de la bula, por lo que a comienzos de 1438 se procedió a obtener un capital inicial lo suficientemente grande para abarcar las primeras operaciones y una parte de la indulgencia, unos 185.297 maravedís que procedían en su mayor parte directamente del superávit obtenido en las rentas de la mitra y del cabildo. En este último caso destinadas en un principio a la fábrica del recinto catedralicio, pero que al no poder ser absorbidas directamente por la obra, era más productivo invertirlas en el proyecto. También cabe destacar que se vendió una parte no relevante del tesoro capitular, en la que se incluye una base de oro que se había añadido a la Cruz de la Victoria.
Estatua de Eugenio IV en el Duomo de Florencia |
Tras la negociaciones, Diego Alfonso de Granda, emprendió una larga travesía cargado de dinero hasta la corte papal, cuya primer destino era Barcelona, la más cercana de las principales ciudades portuarias del Mediterráneo, pero para ello debía de atravesar la frontera con el Reino de Aragón, lo que no resultaba fácil a pesar de contar con el favor real para sacar oro, por ello tuvo que contratar una letra de cambio en Logroño que posteriormente sería cobrada en Zaragoza. Una vez en Barcelona, no sólo se contrataron los servicios de los banqueros para pasar el dinero por vía marítima hasta Roma, sino que también se pidió a Francisco de Tuzino un enorme préstamo de 138.700 maravedís cuyo aval sería el propio documento de la bula.
En la capital del papado se cambió toda la moneda a ducados papales ya que los florines aragoneses y las doblas de la banda castellanas carecían del prestigio internacional del ducado, la moneda del imperio comercial veneciano. Una vez en Ferrara, Diego Alfonso pudo finalmente obtener la expedición de la bula el 10 de noviembre de 1438, sin embargo, unos días más tarde se vio obligado a pedir un nuevo préstamo de 35.000 maravedís a la prestigiosa banca de la familia florentina de los Medicis, que como banca oficial del papado, estaban situados en la ciudad del concilio, conscientes de las oportunidades de negocio que ofrecía el evento. En la vuelta se tuvo que dejar el preciado documento en Barcelona como prenda del enorme préstamo contraído con Francisco de Tuzino, por lo que el viaje de 149 días no fue suficiente y la misión debía continuar hasta poder satisfacer la deuda pendiente y rescatar la bula.
Esto supuso una obligada segunda captación de capital durante el invierno de 1439 que ascendió a unos 173.263 maravedís, a través del recurso a diversos préstamos ofrecidos tanto a título personal por los miembros de la institución capitular y capellanes de las distintas iglesias ovetenses, como por numerosos particulares que también se ofrecieron a poner su capital en manos del cabildo. En estos casos no solamente era una cuestión de prestigio o espiritualidad el poder avalar una empresa para la principal institución religiosa de la región, sino que también se buscaba el beneficio económico, algunos estaban deseosos de obtener a cambio de obtener el arrendamiento de posesiones capitulares, mientras que otros lo hacían a sabiendas de los potenciales beneficios que podrían obtener de los jubileos, especialmente los plateros, que esperaban vender objetos de plata y azabache a los futuros romeros.
Para finalizar la misión, se envía a un emisario a la corte papal en junio de 1439 para comprar la deuda a los Medici, se va hasta la corte regia para cobrar los 70.000 maravedís de uno de los préstamos concedidos que debían ser pagados por un contador real, y finalmente Diego Alfonso emprende un viaje de 55 días a Barcelona con el dinero necesario para rescatar la bula. En esta ocasión para atravesar la frontera con el Reino de Aragón se contrató los servicios de un escudero que hará de escolta entre Logroño y Tarazona. Una vez en Barcelona se pudo recuperar el documento a pesar de tener que asumir la pérdida de 2.000 maravedís ya que la moneda de oro no daba el peso necesario, pero lo más probable es que gracias a ello, disponemos del mencionado documento con el presupuesto, ya que Diego Alfonso tuvo que finalmente poner 458 maravedís de su dinero y para recuperarlos se vio obligado a exigir la confección de la detallada carta de cuenta.
La perdonanza promulgada por la bula de la Santa Indulgencia fue un evento de enorme magnitud que atrajo a unos 25.000 peregrinos de diversa procedencia: Castilla, Portugal, Aragón, o Francia, que aportaban limosnas para la obra de la catedral y que beneficiaban a la economía ovetense, especialmente a los orfebres que vendían abalorios y a las posadas donde se ofrecía comida y vino, produciéndose enormes alzas en el precio de estos productos. Sabemos que debido a que las ganancias se extendieron a toda la urbe, e incluso existió colaboración con el concejo en materia de seguridad y abastecimiento para poder celebrarlo.
- VIGIL MONTES, Néstor, "Una gran empresa en la Baja Edad Media, el cabildo catedralicio y la obtención de la bula de la Santa Indulgencia en 1438", Boletín de Letras del Real Instituto de Estudios Asturianos, 175-176, 2010, pp. 73-94.
Además se ha publicado un resumen de dicho artículo adaptado a un registro más divulgativo que coincide con lo expuesto en el segundo apartado de este post, para el Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago.
- VIGIL MONTES, Néstor, "La gran empresa de la obtención de la Bula de la Santa Indulgencia por parte del Cabildo Catedralicio Ovetense a mediados del siglo XV", Boletín de la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, 39, 2012, pp. 9-11.
Para saber más sobre las peregrinaciones a San Salvador de Oviedo existen algunos titulos cuya lectura es recomendable:
- CALLEJA PUERTA, Miguel, y SANZ FUENTES, María Josefa, Litteris Confirmentur, lo escrito en Asturias en la Edad Media, Cajastur, Oviedo, 2005.
- GUILLEMAIN, Benaid, “Les papes d'Avignon, les indulgences et les pèlerinages”, Cahiers de Fanjeux, 15, pp. 257-268
- RUIZ DE LA PEÑA SOLAR, Juan Ignacio, FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Etelvina, GARCÍA GARCÍA, Elida, SANZ FUENTES, María Josefa, y SUÁREZ BELTRÁN, Soledad, Las peregrinaciones a San Salvador de Oviedo en la Edad Media, Gobierno del Principado de Asturias, Oviedo 1990.
- RUIZ DE LA PEÑA SOLAR, Juan Ignacio (coord.), Las peregrinaciones a Santiago de Compostela y San Salvador de Oviedo en la Edad Media : Actas del Congreso Internacional celebrado en Oviedo del 3 al 7 de diciembre de 1990, Gobierno del Principado de Asturias, Oviedo, 1993.
- SANZ FUENTES, María Josefa, “El jubileo de la Santa Cruz”, Oviedo y el tesoro de su catedral en los orígenes del camino de Santiago, Fundación María Cristina Masaveu, Oviedo, 2010, pp. 13-23.
- TOYOS DE CASTRO, Ana Belén de los, Las peregrinaciones a San Salvador de Oviedo y los itinerarios asturianos del Camino de Santiago. Repertorio bibliográfico, R.I.D.E.A., Oviedo, 2004.
No hay comentarios:
Publicar un comentario